En muchos de los productos que compramos habitualmente vemos pegatinas que indican
MADE IN USA, Fabriqué en France, Hecho en Perú, Fatto in Italia, etc. Estas frases cada una
en su idioma acreditan el origen de la mercancía, esto es, donde se produjo, fabricó o hizo
dicho producto elaborado. El origen de la mercancía nunca se pierde y es importante tener
claro este concepto.
En contraposición con el origen de la mercancía tenemos la procedencia, ésta acredita el lugar
de donde proviene la mercancía pero no remarca el origen, siendo dos conceptos distintos.
El origen hace referencia al lugar donde se obtuvieron o fabricaron los bienes (país de origen)
mientras que la procedencia hace referencia al último lugar desde el cual las mercancías
fueron expedidas o exportadas.
Para dejarlo más claro, pongamos el ejemplo de una máquina de café que se fabricó en
EE.UU. y que posteriormente viaja a México. En este caso, el origen y la procedencia coinciden
y ambas son EE.UU. Pero supongamos que posteriormente la empresa mexicana vuelve
a vender el mismo producto a España. El importador español es responsable de saber que
la máquina tiene origen EE.UU. puesto que se hizo o fabricó en ese país, mientras que la
procedencia es México que es lugar desde el cual recibe el producto.
Ejemplo:
Importación realizada en España:
País de procedencia: México
Acreditación del origen: Certificado de Origen
Tributación: Tercer país
País de origen: EEUU
El origen de la mercancía y su acreditación correspondiente mediante los Certificados de
Origen tiene una vital importancia en el comercio exterior, debido a que el origen junto con la
naturaleza de la mercancía o “commodity” establecida por la partida arancelaria marcará el tipo
de tributación de la misma.
Por decirlo de otra forma, la Unión Europea establece acuerdos preferenciales con algunos
países permitiendo que el arancel de la mercancía cuyo origen sea estos países preferenciales
sea menor al del resto de terceros países o, incluso que no establezca arancel alguno.
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